Comentar «No siento que haya nacido en un cuerpo equivocado. De haber crecido en ese pedazo de tierra en mitad de la nada, probablemente Esperanza no se habría tenido que esconder debajo de la cama para jugar con los recortables de sus hermanas o probarse los tacones de su madre. El pecado de la transexualidad. Mientras que Esperanza se lanzó al vacío de lo desconocido en la España de los 80, Dyan dio los primeros pasos hacia su felicidad en A pesar del correr del tiempo y los acontecimientos, ambos se autodenominaron personas trans cuando esto todavía era sinónimo de tener un trastorno mental. Y es que, así lo dictaba la Organización Mundial de la Salud OMS hastacuando procedió a hacer una modificación en su definición e incluir el término en un epígrafe nuevo denominado «condiciones relativas a la salud sexual».
Aun hace una década la vida de las personas trans era realmente dura. Marginación y desempleo eran dos adjetivos que acompañaban la vida de las personas que no se sentían a gusto con su proprio sexo anatómico. Ahora las cosas han cambiado. Yara tiene ahora 20 años y trabaja en una tienda de ropa en plena Gran Vía, John en individuo de los almacenes de Ikea. Adosado a ellos El Independiente ha apuntado una pequeña «guía íntima» para abocar al universo transgénero.
