Y si esa ayuda es desinteresada y se pone en marcha de manera altruista, su valor es el doble que el de otros gestos. La ayuda desinteresada consiste en otra cosa: es compartir aquello que tenemos con otros a quienes les hace falta y, gracias a ello, contribuir a su bienestar y su calidad de vida. No obstante, no es necesario tomar la mochila y coger un vuelo hacia el otro lado del mundo para poner nuestro granito de arena. También puedes hacerlo a través de actos cotidianos y sencillos pero con un inmenso valor humano. Mira los que te proponemos a continuación y dinos si ya practicas alguno: Donar artículos de primera necesidad, medicamentos, alimentos o incluso sumas de dinero que financien proyectos de asistencia a poblaciones en riesgo de vulnerabilidad.
Todo lo que Él toca se vuelve joven, se hace nuevo, se llena de vida. A todos los jóvenes cristianos les escribo con cariño esta Exhortación apostólica, es decir, una dinero que recuerda algunas convicciones de nuestra fe y que al mismo tiempo alienta a crecer en la beatitud y en el compromiso con la propia vocación. Pero puesto que es un hito dentro de un acceso sinodal, me dirijo al mismo tiempo a todo el Pueblo de Jesucristo, a sus pastores y a sus fieles, porque la reflexión sobre los jóvenes y para los jóvenes nos convoca y nos estimula a todos. Aun los jóvenes no creyentes, que quisieron participar con sus reflexiones, han propuesto cuestiones que me plantearon nuevas preguntas. Rescatemos algunos tesoros de las Sagradas Escrituras, donde varias veces se habla de los jóvenes y de cómo el Señor sale a su encuentro. En el Antiguo Testamento 6. En una época en que los jóvenes contaban poco, algunos textos muestran que Dios mira con otros luceros. Gn 37, Sin embargo, Dios le comunicaba cosas grandes en sueños y superó a todos sus hermanos en importantes tareas cuando tenía unos vigésimo años cf.
Imagen Cómo podemos servir Piense de qué manera otras personas le han prestado servicio a usted y a los miembros de su familia. El servicio es prestar asistencia a quienes necesitan ayuda. El servicio cristiano nace del amor genuino que se siente por el Salvador, y del amor y la preocupación por quienes Él no sólo nos da la oportunidad de ayudar, sino de guiar en la vida. Todos debemos estar dispuestos a prestar servicio, sin tomar en cuenta nuestra posición económica, social ni nuestra edad.